27 jun 2008

Capítulo XV: La era del Hielo

Las pesadas botas del bárbaro, levantan el polvo del camino, dejando tras de si, una estela que lentamente se desvanece en el claro aire del mediodía. Corre veloz y decidido, sabiendo que cada minuto es valioso, que cada instante cuenta, que con cada paso crece el peligro, de quedarse sin asado. El rojo pelo, flamea al viento, mientras se aleja, rodeando la parte posterior del fuerte, rumbo al eternamente desierto mercado que se alza las cercanías.

- Yo no sé esta gente de que vive - piensa para sus adentros. - Acá no viene ni el loro che.

Recuerda con nostalgia, las pasadas épocas de esplendor de Algaros, con decenas de personajes leveando en enloquecida masa, ultimando bestias una tras otra, en encegecido afán de matanza. Mas lo bueno, no dura por siempre, se dice, y un funesto día, los superiores designios de los Adh-Mins dieron fin a la constante orgía de leveo, condenando al lejano fuerte a la soledad y al abandono. Por supuesto, los mercaderes habían alzado sus voces de protesta, llegando incluso a interrumpir el paso, bloqueando el camino al Puente de Pinos Oeste ( pepédos, para el vulgo ), pero todo había sido en vano, y la voluntad de los poderosos entes no había sido doblegada.

Luca llega a la precaria construcción, que parece desierta, vacíos los descuidados mostradores, apenas algunas flechas gastadas se amontonan en un rincón, junto a una oxidada armadura. Una anciana barre con desgano la puerta de la pequeña casa, encorvandose y murmurando para si misma. El bravo guerrero le dirige respetuosamente la palabra.

- ¿ Doña... podrá ser algo de hielo ?

La anciana se lleva la mano al oido, mientras lo contempla con el ceño fruncido, en evidente gesto de incomprensión.

- ¿Qué ? ¿Quien es ?

El bárbaro se acerca un poco más, y alzando la voz le responde.

- Hielo doña, necesito hielo..... soy Luca -

La mujer asiente con la cabeza, y volviéndose hacia la puerta, llama con cascada voz. Desde las penumbras del interior, alguien le responde.

- Dice que pases - la anciana, le indica con un gesto la entrada, mientras continúa su monótono trajin, moviendo lentamente la arruinada escoba.

Luca, tras un momento de duda, traspone la descascarada abertura, internándose en la oscura y húmeda construcción. De espaldas a el, un hombre de avanzada edad, acomoda con esfuerzo unas pesadas cajas, que se apilan en el fondo de la habitación. Sin volverse, el viejo comienza a hablarle.

- Luka - le dice. Y luego para la mayor de las sopresas, pronuncia unas extrañas palabras en un desconocido idioma, que el bárbaro cree reconocer como alsirio, la lengua de los eternos enemigos del reino. En un rápido gesto, Luca desenfunda su afilada hacha, preparándose para lo peor. Al escuchar el ruido del metal, el mercader se vuelve sorpendido, y da un grito de asombro al ver frente a sí, al guerrero dispuesto al combate.

- Pero... pero.. quien carajo sos vos ? - pregunta, mientras trata inutilmente de cerrar una de las cajas, donde el bárbaro cree vislumbrar un fugaz destello de un rojo intenso.

- Yo soy Luca, bárbaro de Syrtis... ¿ Por qué me hablaste en alsirio ? ¿ A quien esperabas ? - increpa, blandiendo su pesada arma.

En ese momento, el pelirrojo siente un ruido a sus espaldas, de un salto trepa a una de las cajas, vigilando la puerta, donde asombrado ve aparecer un pequeño pero fornido enano. La cara le resulta familiar, y reconoce al fin a un guerrero de la poderosa hermandad enemiga, eterna rival de su clan, contendiente en mil sangrientas batallas.

Desde atrás de las pobladas cejas, brillantes los ojos, Luka, del Peor Clan de Regnum, lo contempla fieramente, mientras esgirme una pesada lanza.

- Paren, paren... !! - grita el viejo, poniendose en el medio de los guerreros, que ya se aprestan para la lucha.

- Paren, que me van a hacer un chiquero !!! - Luego se dirige al barbudo enemigo en su idioma, tratando de detener la inminente contienda. El enano baja su lanza, y sonriendo, hace una breve reverencia. Luca, sin salir de su asombro, lentamente guarda su arma.

- ¿Que mierda está pasando ?

- Tranquilo pibe - lo calma el anciano. - Sentate que te explico...

Capitulo XVI: El bulto del enano




18 jun 2008

Capítulo XIV: Fuego y Metal, Carne y Sangre.

Una delgada pero inconfundible columna de humo, se alza, claramente recortada contra el díafano cielo, colgando casí inmóvil en el silencioso mediodía. El bárbaro, sin detener su rítmica carrera, contempla con angustia la ominosa señal, certero signo de que ya ha comenzado el cotidiano acto.

Ha empezado ya, la eterna danza del fuego y el hierro, la carne y la sangre. El chocar de los metales, cortando, desgarrando ávidadamente, en insaciable codicia. Los instintos más primitivos desatados en un frenesí salvaje, del cual quedaban, cual mudos testigos, sólo los blancos huesos secándose al sol. Muy a su pesar, el guerrero reconoce que también el es presa de tales pulsiones. Como un sordo rumor en su mente, una idea lo acecha a cada paso. Debe llegar a tiempo, o ya no quedará nada.

Luca embiste colina arriba, camino a la ruinosa Cúpula que fuera una vez el orgullo del reino, hoy mustios restos de un pasado de esplendor. Pasa, sin dedicarles siquiera una mirada, las pálidas y abandondas ruinas, concentrando su energía en el ultimo esfuerzo que requiera la subida final antes de alcanzar su destino. Al llegar a la cima de la lomita, mientras recupera el aire, contempla con ansiedad la más occidental de las fortificaciones del verde reino, el heroico fuerte Algaros.

Vacía está la tarima, y vacíos los puestos de los guardias a los lados de la puerta. Luca teme lo peor, haber demorado demasiado en su camino, habérselo perdido todo. Con sus últimas fuerzas desciende en desquiciada carrera la verde pendiente, entrando intempestivamente a la fortaleza.

Más tan solo una breve ojeada a su alrededor, relaja su crispado semblante, y con un suspiro de alivio, deja caer su exhaustos miembros. Ha llegado, por suerte, a tiempo.

- Dale Luquita, sentate que ya salen los choris...

Acalorado y sonriente, desde la humeante parrilla, que sisea con el inconfundible sonido de la carne cocinándose, Sir Ricotero le señala con un amplio gesto la larga mesa dispuesta en el patio, donde ya están acomodados, listos para el tradicional asado, los numerosos integrantes del clan, los Centinelas Nocturnos. Una amistosa doble hilera de alegres y enrojecidas caras le dan la bienvenida al pelirrojo guerrero, que aliviado ocupa un lugar en el extremo, casi junto a la sublime bandera del reino, que oronda flamea coronado el festín.

- Tomá pete, un vasito de tinto.

Una fraternal mano, deposita frente a sus ojos, la tosca pero amplia jarra de ornado metal, llena de un aromático y rojo vino. Luca cierra sus ojos, mientras se deleita con el sutil perfume. Con un rápido movimiento, da un gran sorbo al vulgar más noble recipiente. Un gesto de contrariedad cruza su rostro, mientras contempla con fruncido ceño el contenido. Volviéndose a su vecino, le dice.

- tá caliente che... no hay hielo?

Rápidas miradas se cruzan, la voz corre como una perdida flecha, rebotando de boca en boca, atraviesa la mesa en todas direcciones. La temida respuesta deja a los presentes inmersos en un mudo horror. No hay más hielo. El bárbaro no puede contener su amarga queja.

- La puta madre ¡

Capítulo XV: La era del Hielo




continuará...

13 jun 2008

Leveo Hogareño

Advertencia: El Siguiente texto contiene expresiones que quizás puedan herir la susceptibilidad y el buen gusto. Siga leyendo bajo su propia responsabilidad.

Tengo un perrito muy lindo, que se llama ( fuera de joda ) Syrtis. Tambien le decimos Chucho. Como todo ser vivo, tiene un ciclo digestivo que incluye, por supuesto, la excreción, función que lleva a cabo exclusivamente (por suerte) en la terraza.

Me encuentro así, regularmente frente a la tarea de eliminar dichos amorfos residuos alimenticios, que superan en ocasiones la veintena, dispersos irregularmente en un área espécifica. Esta tarea, repetitiva y tediosa, en cierta medida, pero que a la vez requiere cierta concentración y habilidad para hacerlo eficientemente, me llevó a una hasta entonces impensada asociación con el leveo.

Acentúa tal vez, esta impresión, el hecho de cumplir mi objetivo, portando un instrumento pesado y metálico en la mano, no ya un Hacha de Lord Guerrero de Acero Fino, sino una discreta Palita de Asador de Hierro Oxidada.

Así que ahora, me bufeo, selecciono un objetivo y:

has lanzado Levantar Sorete en Pala (4) en Sorete Diminuto
has vencido a Sorete Diminuto (3/10)
has obtenido Restos de sorete pegoteados

Veo uno difícil, grande, chorreado, con una amplia base de sustentación que lo afirma al piso. Imposible removerlo de un solo golpe. Hay que despegarlo primero.

has lanzado Despegar Sorete (4)
Sorete Ancestral te ha evadido Despegar Sorete
Sorete Ancestral te ha lanzado, Olor a bosta (2)
has sentido Olor a bosta
has lanzado Raspar Sorete (1)
has lanzado Levantar Sorete en Pala (4)
has vencido a Sorete Ancestral (2/2)

En un ratito, la terraza queda despejada. Después tiro un área.

Has lanzado Manguerear (5)

y listo el pollo.

Sepan disculpar la crudeza.

12 jun 2008

Capítulo Aniversario Parte II - La gran reunión

Luca contempla atónito la divina escritura que implacable se cierne sobre el mundo todo. Los habitantes del reino, comienzan una alborotada e intempestiva algarabía, llenando el aire de infundadas suposiciones, insólitas especulaciones y variadas expresiones de mera sorpresa.

El poder supremo se ha manifestado de una manera inequívoca e irrefutable, sumergiendo en la duda a los bravos protagonistas de la eterna batalla. Los misteriosos designios de estos seres superiores, urdían titánicos efectos sobre la misma realidad de su mundo.

El bárbaro recuerda con emoción la misteriosa noche en el mundo paralelo de Amún, campo de juego del capricho y la voluntad de los Adh-Mins. La furiosa cabalgata en amistosa compañía de sus implacables enemigos y rivales, la efímera sensación de ser un graduado, y por último la mismíma presencia del poderoso ente al cuál quería encontrar para expresar su tantas veces reiterado pedido; deshacerse de su odiada cabellera. Afortunadamente, a tiempo había detenido sus palabras, cuando el ser develó su rostro ocultó tras el yelmo, y con él también, ardiente corona de enhiestos y furiosos pelos rojos.

Mas poco duraría el ensoñamiento del guerrero, pues ya los dioses volvían a hacer sentir su magna voz

- TODOS AL POZO !!!

El pozo.
Existía en el enemigo reino de Alsius, una extraña zona llamada el golpe de Thorkul, una cruel mandíbula de afiladas rocas, rodeando una muerta llanura interna. Albergaba en su centro, un misterioso orificio que se perdía en la mas amarga de las tinieblas. Caer allí era una muerta casi segura, ya que resultaba casi imposible salir de sus empinados y resbalosos muros.

- EL MISTERIO SERÁ DEVELADO !!!

Luca siente en su pecho una honda emoción, llenando sus oídos y mente con la sagrada expresión de la superior sabiduría de los arcanos creadores del mundo mismo. Extasiado se prepara a recibir la próxima dorada porción de las divinas expresiones, alzando sus ojos al límpido cielo, donde incrédulo contempla el nuevo mensaje de los supremos.

- SI NOS ORGANIZAMOS G... TODOS !!!!

Su mandíbula cae bruscamente, en innegable expresión de asombro, mientras trata de acomodar su limitada capacidad intelectual al esfuerzo de interpretar el sagrado concepto.

Más ya la marea verde comienza a fluir hacia el camino, al norte, y al oeste, rumbo al peligroso Puente de Pinos, escenario de tantas aguerridas batallas, botín de sangrientas disputas, conocido por el vulgo como pepé. ( Extrañamente había quienes lo llamaban Pipí ). En medio de gritos y carcajadas, la variada multitud marcha, alegre y despreocupada, cruzando sin precaución alguna el territorio enemigo. Aquí y allá, ostentan algunos, esos insólitos bonetes verdes, recompensa de la campaña de extermino de los insolentes goblins que osaban retar al reino, paseándose provocadores por doquier.

Pronto dejan atrás los bosques y llegan a la árida corona de riscos, donde una multitud ya se ha congregado. Rodeando el pozo, las banderas de los tres reinos crean un espacio mágico donde los enemigos pueden comprender los extranjeros lenguajes.

Cabras, tomates y lechugas, términos vulgares para llamar a los habitantes de los tres reinos rivales, aguardan expectantes la próxima sorpresa de los dioses, en medio de bailes, bromas y algún que otra área lanzada al montón.

Los acontecimientos de esa noche, quedarían grabados para siempre en la memoria del bárbaro, como una confusa sucesión de increíbles escenas. Los ridículos orcos con bonetes, bailando alocadamente junto a gigantescos Yetis, la presencia de los feroces dragones ( algunos de un tamaño jamás visto ) y por último, la horrible bestia gigantesca que surgió fugazmente del pozo, espantando con su presencia a los guerreros de las tres facciones en eterna disputa.

Lo ultimo que recuerda el pelirrojo, son unos extraños objetos esféricos, de color blanco y negro, que imprevistamente aparecen por todo el lugar. Alguien dice que esos misteriosos artefactos cantan para expresar la voluntad de los dioses, pero de esto último, no hay pueda quien afirmarlo con certeza.

Capítulo XIV: Fuego y Metal, Carne y Sangre.